El plástico supone el 95% de los residuos del Mar Mediterráneo

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Cada año, 8 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos. Más de 250.000 toneladas de una epidemia que contamina ya hasta los rincones más recónditos del planeta, el equivalente a cinco bolsas repletas de plástico por cada 30 centímetros de costa, según el informe Mar de plásticos de la Fundación Aquae.

De todas las partículas de microplásticos, entre un 21% y un 54% están en la cuenca del Mediterráneo, donde más de un 95% de sus residuos son plásticos, porcentaje que a nivel mundial disminuye hasta el 60 u 80%. Así lo afirma Greenpeace en Un Mediterráneo lleno de plástico (2017), así como WWF en su estudio Una trampa del plástico (2018).

Sin embargo, no solo la ingente cantidad de plástico que hemos arrojado en unas cuantas décadas al océano debe ser el motivo de nuestra preocupación, sino también los responsables que cargan con el peso de la recuperación de los ecosistemas para revertir esta situación.

Y España suspende: nuestro territorio arroja 126 toneladas de plásticos al día, colocándose como el segundo país que más plásticos vierte al Mediterráneo, tan solo detrás de Turquía, según afirma WWF.

Con el objetivo de dar a conocer la agonía a la que estamos condenando a la biodiversidad del mar Mediterráneo, el explorador de National Geographic Manu San Félix se embarca en un viaje submarino a través de nuestras aguas, que muestra cómo hemos arrasado los ecosistemas en menos de cinco décadas y propone las soluciones necesarias para revertirlo.

“En el Mediterráneo, el plástico representa el 95% de los residuos que aparecen tanto en los fondos marinos como en las playas. Cachalotes, delfines o tortugas marinas están amenazadas por este residuo”, afirma el documental Salvemos nuestro Mediterráneo, de estreno el 3 de junio a las 22.00 en la programación Especial Océanos de National Geographic.

El mar más contaminado del mundo

En los últimos años, diversos estudios han tratado de concretar las consecuencias que nos esperan ante la brutal contaminación de este material que se ha expandido como la pólvora, y aunque los análisis son todavía escasos, el temor de los científicos, que van confirmando de a pocos sus sospechas, es generalizado.

Los llamados macroplásticos, como bolsas, redes de pesca o botellas, provocan el enredo, la malnutrición, la asfixia, la estrangulación de mamíferos y otros animales, como aves marinas o fauna sésil, como los corales. Mientras, los microplásticos de menos de 5 milímetros son ingeridos por cientos de especies, intoxicando la cadena alimentaria y llegando hasta nuestro organismo.

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